Resulta que en las horas abandonadas, en los domingos sin suerte, en las líneas más delgadas de un instante que se escurrió, hoy mismo por la mañana, alguien lee esto. Yo paso las horas en los libros, presiento que en ellos hay, no respuestas, preguntas. Otros (los que escriben) se hacen las mismas preguntas que yo u otras nuevas, apuntan sus caminos y la vida cobra realidad, el sentido que nos niega, en la lectura. Respuestas, en los libros, tal vez no hay.
Pienso que los lectores «crean» los libros; que formulan, hilvanan sus propias respuestas a través de ellos, mientras estos establecen senderos, perímetros, islas en las cuales pensar y disfrutar. Eso entre otras cosas hallo yo en los libros. Resulta que ahora otros leen lo que yo escribo aquí y me llegan a veces sus mensajes sobre sentimientos o preguntas similares, sobre sentirse identificados o sobre el disfrute o el alivio. Es verdad que uno se siente reconfortado al escribir (no estoy nada de acuerdo con que la escritura duele, eso que se oye tanto por ahí: lo que duele, acaso, es la vida; la escritura alivia en todo caso; la lectura también). También uno se siente reconfortado al compartir lo que ha escrito con otros; más aún. Ni que decir tiene que la sensación de que ellos vuelvan una y otra vez a este lugar por hacerse, quizás, las mismas preguntas que yo, destierra sensaciones solitarias. Pero no es ahí adonde quiero llegar hoy, sino a la sensación final de que somos todos mucho más parecidos de lo que creemos. Hay una especie de patrón de especie en nosotros, que bajo nuestra experiencia única e irrepetible de la vida, nos hace vivirla de formas similares. Tal vez al leer es eso lo que buscamos y lo que hallamos en la ficción: la certeza de que otros experimentaron lo mismo que nosotros, ese íntimo vértigo vital del que no se suele hablar más que en los libros.
No hay misterio más embelesante que la mirada abstraída de alguien que lee. Rembrandt también se fijó en eso. Pasó horas contemplando a su madre leyendo para realizar el cuadro de la fotografía.